Trotskismo

El trotskismo es una variante del marxismo-leninismo que aboga por la revolución obrera internacional por medio de la promoción de partidos políticos en otros países para replicar la Revolución rusa. Es el principal ejemplo del internacionalismo en el mundo socialista, ya que ve el proyecto comunista como algo que trasciende las fronteras internacionales. Fue una de las dos variantes en competencia por el control de la Unión Soviética tras la muerte de Lenin (Acosta de Arriba 2017; García Hernández 2017; Lenin citado en Gayubas 2022). 

El trotskismo se llama así en honor a su ideólogo, León Trotsky. Tras la muerte de Lenin, fundador de la Unión Soviética y principal innovador ideológico del marxismo, Trotsky se disputó el poder del país con Stalin. Ambos buscaban derrotar a los países capitalistas del mundo. Sin embargo, sus estrategias eran opuestas. Stalin abogaba por el «socialismo en un solo país», propuesta que implicaba centralizar y burocratizar el Estado soviético, mediante el aislamiento político y la autarquía económica. De esa manera, el país desarrollaría las capacidades de luchar directamente con las potencias capitalistas. Trotsky buscaba destruir las potencias capitalistas desde adentro. Para eso, la URSS debía abrazar la revolución permanente a nivel internacional al financiar vanguardias, entendidas como partidos comunistas, en el mundo industrializado. La idea era tener un partido comunista suficientemente grande en cada país para provocar la revolución obrera, asegurando así un mundo políticamente amigable con la Unión Soviética (Lenin citado en Gayubas 2022; O’Callaghan 1941). 

Stalin se impuso políticamente y exilió a Trotsky, reformando la URSS con su «socialismo en un solo país». Con la muerte de Stalin en 1954, el liderazgo soviético revirtió varias de las medidas aislacionistas y rescataron parte del internacionalismo del trotskismo. En el marco de la Guerra Fría con Estados Unidos, el imperio comunista empezó a apoyar a partidos y guerrillas comunistas en todo el mundo (Lenin citado en Gayubas 2022; Moreira 2022). 

Para crear partidos comunistas en el exterior, el trotskismo propugnaba el entrismo. En esencia, fundar un partido comunista nuevo es difícil y puede ser perseguido a nivel político más fácilmente. En su lugar, el entrismo propone infiltrar partidos socialdemócratas. Aprovecharían la institucionalidad y popularidad de estas formaciones políticas para facilitar que los comunistas llegaran al poder. Así, se podía empezar la revolución fácilmente e, inclusive, por medio de las urnas y no a través de las armas (Lenin citado en Gayubas 2022). 

En Latinoamérica, la ruptura estalinista-trotskista se dio a nivel ideológico también. En la Revolución cubana, las fuerzas de cada variante del marxismo se opusieron durante la consolidación de la dictadura comunista en la década de los sesenta. El foquismo del Che Guevara era la continuación del trotskismo cubano con el reemplazo del partido por la guerrilla como vanguardia comunista internacional. Por su parte, Castro buscaba una tendencia más cercana al estalinismo: concentrar el poder y eliminar facciones comunistas que no estaban bajo su control. Algunos opositores a Castro consideraban su dictadura como pequeñoburguesa al recrear una jerarquía de clase social mediante el partido comunista. Al final, el castrismo como equivalente del estalinismo se impuso en la isla, llevando a la marginalización del foquismo allegado al trotskismo. Esto llevó a que Cuba interviniera menos en Latinoamérica y se alineara más con los intereses geopolíticos soviéticos (Acosta de Arriba 2017; García Hernández 2017). 

En Guatemala, el trotskismo fue importante al ser la tendencia inicial del PGT. Esta era la vanguardia que la Unión Soviética buscaba en el país para empezar una revolución comunista. Sin embargo, el PGT como movimiento no se mantuvo unido por el florecimiento de nuevas variantes del marxismo venidas de Asia y de Cuba. Aun así, el trotskismo es importante en el mundo socialista porque justifica la revolución pese al fracaso de la URSS. Aseguran que el estalinismo llevó al fracaso de la Unión Soviética por no ser un «socialismo real». La interpretación trotskista de la historia soviética contribuye a mantener viva la creencia política de la viabilidad del socialismo (Acosta de Arriba 2017; García Hernández 2017). 

Referencias

Acosta de Arriba, Rafael. 2017. «El final del trotskismo organizado en Cuba». En Las izquierdas latinoamericanas, 299-320. Santiago: Ariadna.

García Hernández, Frank. 2017. «El trotskismo cubano y la revolución rusa en los años veinte». En Las izquierdas latinoamericanas, 273-281. Santiago: Ariadna Ediciones.

Gayubas, Augusto. 2022. «Trotskismo». Enciclopedia Humanidades. Acceso el 8 de julio del 2023. https://humanidades.com/trotskismo/. 

Moreira, Carlos. 2022. «A 82 años de la muerte de Leon Trotsky. ¿Qué es el trotskismo?». La Izquierda Diario. Acceso el 7 de julio del 2023. https://www.laizquierdadiario.com/Que-es-el-trotskismo?amp=1. 

O’Callaghan, Einde. 1941. «The Stalinist Theory of “Socialism in One Country”: Soviet Disasters, Defeat of Revolutions Are Fruits of This Theory». Encyclopaedia of Trotskism Online. Acceso el 2 de julio del 2023. https://www.marxists.org/history/etol/writers/curtiss/1941/11/staltheory.html.