Estrategia

En teoría militar, estrategia es el nivel más alto de planificación. Implica definir los objetivos de política pública a nivel del Estado, en cuanto al uso de la fuerza militar. Además, se debe justificar teóricamente como medio para conseguir dichos objetivos. Una buena estrategia aspira a eliminar el desorden natural de la guerra. En otras palabras, implica planificar para asegurar la victoria, anticipándose a una serie de escenarios posibles. Para planificar correctamente, se deben tomar en cuenta las capacidades del enemigo, las capacidades propias y el espacio de operación (English y Turcic 2023; Sun 2016). 

La estrategia es el nivel más alto de tres niveles de planificación militar. Es el más abstracto también. Los otros dos niveles son operaciones y tácticas. Siendo el nivel intermedio, la operación es la acción general que se toma para alcanzar la estrategia. Es el uso de los medios militares para conseguir la política pública delineada en la estrategia. Por su parte, la táctica es el nivel más bajo. Son las acciones individuales que se toman dentro de una operación determinada. Las operaciones dependen de la estrategia, mientras que las tácticas dependen de ambas. Por ende, es importante tener una estrategia clara y plausible (English y Turcic 2023; Sun 2016). 

Generalmente, las estrategias se clasifican como ofensivas o defensivas. La posición respecto al enemigo es clave para determinar qué estrategia escoger. Una estrategia ofensiva implica atacar al enemigo, siempre y cuando se esté en una posición de ventaja respecto a él. Algunos ejemplos son invadir un país o sitiar una ciudad. Por el contrario, la estrategia defensiva busca contener los ataques del enemigo para evitar que consiga sus objetivos. Un ejército está a la defensiva cuando está en desventaja. Algunos ejemplos incluyen fortificar las posiciones o replegarse. Es importante definir bien la posición respecto al enemigo; atacar al estar en una posición de desventaja podría implicar el fracaso militar (English y Turcic 2023). 

El politólogo Bowdish clasifica las estrategias en cinco tipos, basándose en el objetivo del Estado agresor: (1) exterminación, (2) desgaste, (3) aniquilación, (4) intimidación y (5) subversión. La exterminación implica cometer un genocidio contra el enemigo; es decir, no solo destruir el ejército, sino el país entero. El desgaste aspira a debilitar las capacidades del enemigo antes de que pueda atacar para reducir sus probabilidades de éxito. La aniquilación implica confundir al enemigo al punto de que ya no pueda tomar decisiones. Tiene un elemento psicológico: hacerle creer que va a perder. La intimidación es equivalente a la disuasión, mientras que la subversión implica atacar la economía y la política del enemigo para sabotear su estrategia. Estos cinco tipos de estrategia pueden tener carácter defensivo u ofensivo, dependiendo de la posición respecto al enemigo. Finalmente, otro tipo de estrategia, la de maniobra, se basa en la velocidad para inhibir los ataques enemigos con poca violencia directa. Esta es una opción común en tiempos modernos, ya que no se mata al enemigo, se le inhabilita (Clemons y Santamaría 2022; English y Turcic 2023). 

Todo lo expuesto sobre la estrategia presupone una guerra convencional; es decir, entre dos ejércitos formales de dos Estados diferentes. Definir una estrategia para luchar contra un actor no estatal, como una insurgencia, es mucho más complicado, pues implica agregar elementos sociales y civiles a las consideraciones militares. Sin embargo, en estos casos la planificación sigue siendo clave para conseguir victorias (Stahl 2013; Storr 2023).

Usaremos el enfrentamiento armado interno para ejemplificar la importancia de la estrategia. Al ser una guerra no convencional, aplicar los conceptos es más difícil, pero posible. En el marco de la Guerra Fría, la estrategia del Ejército de Guatemala es ofensiva: busca someter a los movimientos insurgentes comunistas, pues es un país comprometido con el anticomunismo. Al tener una ventaja sobre las guerrillas en cuanto a tecnología, apoyo internacional y apoyo popular, atacar al enemigo guerrillero es vital. Para eso, las operaciones implican ataques a los centros de operación de la guerrilla en el interior. Como tácticas, se produce la intervención de sus telecomunicaciones, para ubicar a los guerrilleros y el uso de kaibiles para ataques rápidos contra el liderazgo insurgente. 

Referencias

Clemons, Eric K., y Jason A. Santamaría. 2022. «Maneuver Warfare: Can Modern Military Strategy Lead You to Victory?». Harvard Business Review. Acceso el 11 de julio del 2023. https://hbr.org/2002/04/maneuver-warfare-can-modern-military-strategy-lead-you-to-victory.

English, Daniela, y John Turcic. 2023. «Military Strategy and Military Tactics». Study.com. Acceso el 12 de julio del 2023. https://study.com/learn/lesson/military-strategy-tactics-overview-history-examples.html

Stahl, A. E. 2013. «An Introduction to War and Strategy: Back to Basics». Military Strategy Magazine. Acceso el 11 de julio del 2023. https://www.militarystrategymagazine.com/article/an-introduction-to-war-and-strategy-back-to-basics/

Storr, Jim. 2023. «Warfare and Strategy». Military Strategy Magazine 4 (2): 4-8. 

Sun, Tzu. 2016. El arte de la guerra. Independent Publishing Platform.