Partido político

Un partido político es, en esencia, una organización de personas que buscan llegar al poder, generalmente maximizando los votos de ciudadanos para obtener una cuota de poder formal. Generalmente, un partido tiene una ideología política, en cuyo caso se llama partido programático. En otros casos, los partidos pueden representar intereses especiales o pueden ser más vehículos electorales que permiten a un candidato o candidatos aspirar al poder político para los puestos electos del Estado (Beyme 1996; Fernández Luiña y Trujillo 2015; Sartori 2002). 

Un partido se diferencia de una facción política por el nivel de organización e institucionalidad que presenta. Una facción es un grupo informal de personas con ideas o intereses comunes. Por el contrario, un partido político es una organización formal que busca llegar al poder, ya sea como gobernante o como oposición (Duverger 1957; Gangas 2013). 

Los partidos políticos surgieron en Europa y Estados Unidos cuando las democracias liberales modernas empezaron a surgir. Su proceso de consolidación se dio entre finales del siglo XVIII y mediados del siglo XIX. A grandes rasgos, los partidos políticos tienen cuatro fases de desarrollo que pueden coexistir. La primera fase fue la de partidos de élite o notables. Estos partidos corresponden a los inicios de los sistemas electorales, en los cuales la participación electoral era restringida (Duverger 1957; Gangas 2013). 

La segunda etapa, los partidos de masa, se da por dos razones esenciales. En primer lugar, los sistemas políticos expandieron el derecho al voto a nuevos grupos sociales, generalmente más pobres y menos educados. Asimismo, este fenómeno coincide con el surgimiento de ideologías en el siglo XIX. Los partidos de masa eran grandes organizaciones sociales, bastante rígidos y agresivos en cuanto a sus propuestas y políticas. Tenían mucha penetración en el tejido social y eran parte de la cultura, la comunidad y hasta las familias. (Duverger 1957; Gangas 2013). 

La tercera etapa empieza tras la Segunda Guerra Mundial. Los partidos atrapalotodo son, en esencia, máquinas de maximización de votos. Tienen ideas flexibles que responden al votante mediano, entendido como el ciudadano promedio cuyas ideas políticas son moderadas, indiferentes o inexistentes. Estos partidos no tienen una ideología rígida; aunque tengan ciertos principios, tienden a negociar y llegar a acuerdos en aras de la gobernabilidad (Gangas 2013; Holcombe 2016).

La cuarta etapa, que se da en parte como continuación de los partidos atrapalotodo, es la de los partidos cartelizados. En esencia, ciertos partidos se vuelven tan poderosos y duraderos que siempre tienen una cuota de poder en el sistema. Así, se vuelven parte del Estado, recibiendo varios beneficios del mismo y limitando el surgimiento y entrada de partidos nuevos que minen su poder. Aunque la competencia no es imposible, es mucho más complicado obtener una cuota de poder si no es a través de esos partidos (Gangas 2013; Holcombe 2016). 

Referencias

Beyme, Klaus von. 1996. «Party Leadership and Change in Party Systems: Towards a Postmodern Party State?». Government and Opposition 31 (2): 135-159. 

Duverger, Maurice. 1957. Los partidos políticos. México: Fondo de Cultura Económica.

Fernández Luiña, Eduardo, y Pedro Trujillo. 2015. «Partidos políticos y competición electoral. Cuando la ciencia política confronta el derecho». Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas 14 (1): 129-146. 

Gangas, Pilar. 2013. Los partidos políticos. Universidad de Salamanca: Área de Ciencia Política. Salamanca: USAL.

Holcombe, Randall G. (2016). Advanced Introduction to Public Choice. Cheltenham, Reino Unido: Edward Elgar Publishing Limited.

Luján, Jorge. 1998. Breve historia contemporánea de Guatemala. México: Fondo de Cultura Económica.

Sartori, Giovanni. 2002. Partidos y sistemas de partidos. España: Alianza.