Antiimperialismo

El antiimperialismo es una característica de varias variantes del marxismo que fue introducido por Lenin en el marco de la Revolución rusa. Aunque es un concepto antiguo con muchas definiciones, los comunistas consideran al imperialismo como la etapa final y superior del capitalismo. El imperialismo es la máxima expresión de la opresión de la burguesía, pues logra tejer una red mundial, mediante el libre comercio y el financiamiento internacional, que penetra las fronteras de los países, para someter y oprimir a proletarios y campesinos extranjeros. El imperialismo viola la soberanía de los pueblos en democracia directa, según los comunistas. Eso explica por qué la revolución triunfa en Rusia y puede hacerlo en cualquier parte: aunque no haya industria, es parte del capitalismo imperialista mundial (Lenin 1916). 

El imperialismo es un concepto antiguo. Sin embargo, en todos los casos se refiere a algún tipo de gobierno superior. El primer uso de la palabra se vinculó a entidades políticas que conquistan a otras. Por ejemplo, Persia es un imperio, porque el emperador es un «rey de reyes». Implica conquistar a otros países y ser superior a ellos militarmente. En el Imperio romano, el imperio estaba relacionado también con el poder militar. Al someter a un país, se tenía la autoridad de dirigirlo políticamente, aunque retuviera su gobierno local (Oppenheimer 1922). Ya en la época medieval, el imperio pierde el carácter militar, pero retiene la autoridad como su pilar. En esencia, se trata de la proyección de poder de un país o monarca poderoso sobre otros por alguna razón. No es un gobierno directo, sino una autoridad indirecta que incide en cómo se gobierna, pero que existe fuera de las instituciones formales (Oakshott 2012). 

En la época moderna, el imperialismo recupera su elemento militar. En un mundo dominado por los reinos europeos, el imperialismo implica expandirse por el mundo, buscando tierras nuevas para colonizar. Ciertos países, en función de su poder económico y geopolítico, son más propensos a ser imperialistas. Se desarrolla un sentido de excepcionalidad y superioridad: estos países creen que son naturalmente mejores y que tienen derecho a gobernar el mundo. Esto aplica tanto a los europeos como a los chinos, los indios, los etíopes, los japoneses, los incas o los aztecas. Los europeos logran conquistar otros imperios por su superioridad tecnológica y económica, pero ello no implica que sean los únicos imperialistas (Kaplan 2017). 

La crítica marxista del imperialismo, y de ahí su carácter antiimperialista, se debe a la relación que ven entre los imperios y los Estados burgueses. Para Marx y Lenin, el Estado es una herramienta de opresión en manos de los burgueses, para explotar a los proletarios. En los siglos XIX y XX, los proyectos coloniales estaban dirigidos precisamente por estos Estados industrializados. Así, Lenin reinterpreta el imperialismo como una explotación proletaria más allá de las fronteras de los países europeos. La competencia entre grandes potencias era el último paso de un capitalismo depredador que explotaba al resto del mundo. La revolución proletaria debía ser mundial para destruir este sistema global (Lenin 1916; Silva Amaral 2017).

El antiimperialismo vuelve a ser relevante con la expansión del comunismo por el mundo, en el marco de la Guerra Fría. La llegada de estas ideas a Asia y África coincide con la descolonización. Así, muchas de las guerras de independencia son movimientos socialistas antiimperialistas. El comunismo de Vietnam liderado por Ho Chi Minh, el socialismo panarabista de Nasser en Egipto y el socialismo panafricanista de Nkrumah en Ghana se apoyan precisamente en el antiimperialismo (Linzy 2022).

En Latinoamérica, el sentimiento antiimperialista se dirige hacia los Estados Unidos. Por ejemplo, Castro se posiciona como líder latinoamericano antiimperialista. Se acusa a la gran potencia de violar la soberanía de los pueblos, a pesar de que, en su mayoría, estos países eran dictaduras donde la gente tenía participación mínima. Consideran que el control de Estados Unidos a raíz de la Segunda Guerra Mundial, especialmente del dinero en el marco de los Acuerdos de Bretton Woods, es una forma de explotación de las periferias agrícolas. Así, muchas guerrillas y partidos en la región surgen para tratar de aislarse de Estados Unidos al aliarse con la Unión Soviética (Silva Amaral 2017).

Referencias

Kaplan, Robert D. 2017. The Return of Marco Polo’s World and the U.S. Military Response. Estados Unidos: CNAS. 

Lenin, Vladimir Ilyich. 1916. «Imperialism, the Highest Stage of Capitalism». Marxists Internet Archive. Acceso el 9 de julio del 2023. https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1916/imp-hsc/.

Linzy, Benjamin. 2022. «From Imperialism to Postcolonialism: Key Concepts». JSTOR Daily. Acceso el 8 de julio del 2023. https://daily.jstor.org/from-imperialism-to-postcolonialism-key-concepts/

Oakshott, Michael. 2012. Lecciones de historia del pensamiento político. España: Unión Editorial.

Oppenheimer, Franz. 1922. «The State: Its History and Development Viewed Sociologically». Alemania.

Silva Amaral, Marisa. 2017. «Lenin, el imperialismo como fase y reflexiones sobre el imperialismo hoy». Cuadernos de economía crítica 3 (6): 153-176.